VIRGINIA
¿Qué puedes tú saber del amor?. Hablo del amor verdadero, ese que no conoce fronteras, que se enfrenta a todo y contra todos para que se haga realidad. Yo lo sentí la primera vez que te vi y pensé que tu sentías lo mismo. Me propuse enamorarte, a pesar de mi timides y poco a poco, pude conseguirlo.

Compre flores, chocolates, te mande cartas donde te decia que eras todo mi mundo.Te llene de detalles para que no buscaras a nadie más. Para que entendieras que el amor es único y que solo puede ser para una persona.

Aquellos chismes que te contaron, esas fiestas alocadas con los amigos de la fraternidad, no tenían importancia. Yo te amaba de verdad y lo que paso entonces no significo nada para mi. Sabes que es cierto porque te pedí perdón, me humille ante los demás para poder estar cerca, invente mil formas de excusarme, pero no quisiste hablar conmigo.

Por eso, me acerque esta mañana para hablarte y aclarar todo. No quería que nadie nos interrumpiera. Y me asegure de cerrar todas las salidas, para que no pudieras escapar.

¿Qué puedes tú saber del amor?. Quería que volvieramos a ser como antes y me había preparado para ello. Armado en cuerpo y alma. Fui listo para todo, para rebatir cualquier argumento. Y fue entonces cuando conversamos que note esa chispa, esa mirada que había visto antes, cuando te referias a otros y sentenciabas que era una historia terminada.

Fue esa mirada, (y no tus palabras que querian hacerme comprender) las que colmaron mis resistencia, me hundierón en las tinieblas y propiciaron mi temor de perderte para siempre. De pronto enloquecí y vinieron los recuerdos de nuestras peleas, de tus ex-novios, de tu familia oponiéndose a que esta relación continuara. Temor, rabia, dolor, venganza.

Recuerdo que caiste a mi lado, mientras tu compañero trataba de calmarme. Luego él cayó formando otro charco de sangre debajo de su cuerpo. Recuerdo que trataron de detenerme y entonces los disparos se sucedieron uno tras otro. Segui la ruta por los pasillos y entre a las aulas, pero nadie quería escuchar, solo oía gritos y amenazas.

Entonces comprendí que eran ellos o yo. Y yo te amababa demasiado como para dejarme abatir. Seguí avanzando, hasta que en un momento me percate de mis ropas. Me di cuenta del daño, pero ya era muy tarde.

Atiné a esconderme un momento, con la conmoción en los ojos, las manos sosteniendo el arma aún caliente. Grité con desesperación y rabia, grité esperando la respuesta que me habia llevado hasta ese lugar. Pero solo pude escuchar los llantos y el miedo a mi alrededor y lo pasos acercándose cada vez más.

Fue entonces que apunte el cañon del arma hacia mi rostro y cerré los ojos para no ver tu última imágenen el dormitorio. Y no tuve más dudas en aniquilar mi corazón.
Category: 1 comentarios